Monday, September 01, 2025

LA SOMBRA DETRÁS


 

Hoy, ahora, durante los próximos cinco minutos esta avenida conduce al Sol.

Algún día desaparecerá y todas las avenidas del mundo serán definitivamente absurdas.

Sin Él, no habría ni ahora ni hoy ni cinco minutos ni esta fugazmente agraciada avenida ni este devaneo de palabras que quieren atrapar algo que se desvanecerá antes de que ellas sepan qué es lo que quieren decir. Cinco minutos que permiten mirarlo de frente sin quedarse ciego y todas las lenguas muertas que lo nombraron, las lenguas que aún intentan mentarlo y las que aún no han nacido a su brillo en estos cinco minutos se convierten en un perfecto y absoluto desatino.

Cada uno de los que ahora transitamos esta avenida que durante los próximos cinco minutos conduce al Sol, bifurcaremos nuestro recorrido y optaremos por otros destinos por mera costumbre, como si esto fuera para siempre.

La avenida irá quedando despoblada, el Sol caerá tras el horizonte y tras tantas otras metáforas.

Thursday, August 21, 2025

CONFUSIÓN



 

Nadie asiste al momento exacto en el que un río se congela.

Las ventanas tienden a detenerse en un mismo sitio. Tampoco nadie advierte el instante en el que ocurre.

Algo se adormece. No suelen aparecer alarmas ante el horizonte que se ha truncado.

Se ven las mismas cosas de siempre.

Más peligroso aún: las mismas cosas de siempre pasan a tener nombres que resuenan siempre del mismo modo. Día tras día es el mismo día: los calendarios tornan un gasto inútil.

Correr la cortina no significa otra cosa que correr la cortina. Lo mismo descorrerla.

Abrir la ventana no es otra cosa que abrir la ventana. Da igual cerrarla.

La quietud se queda a vivir de un lado y del otro, muerta, como la quietud vive.

Pero hay más allá de las ventanas, su marasmo y la confusión: solo las ventanas son las que se han detenido. Y quienes se han identificado con ellas.

 

Monday, July 21, 2025

VAMPIROS DESERTORES

No hay deseo que no sea legítimo.

No hay deseo que no sea real.

No hay deseo que no sea infundado

 

Nos habremos perdido un sábado…

Prolongábamos la noche hasta el rugido del primer gorrión, y era la evidencia de que  todo había sido en vano la que ganaba una vez más y nos volteaba de una trompada.

Sábado parece el nombre de algo maldito.

Sábado tras sábado, durante miles de años. O quizás unos pocos, o tal vez solo uno, ya no podemos saberlo. Cualquier sábado puede ser en sí mismo todos los sábados de la eternidad , prometiendo perversamente  que acontecerá lo que nunca.

Y nosotros a la deriva mirando siempre todo desde afuera. Mentira.

Zombies hermosos al principio, ajándonos y agrietándonos lenta, inexorablemente sin advertirlo en lo inmediato, hasta el momento en el que el espanto no permitiera reconocernos en el afantasmado reflejo de alguna vidriera nocturna, ajenos a la inutilidad manifiesta que durante el día mueve al mundo.

El deseo nunca es nuestro, el ansia nunca es nuestra, pero sí es nuestro el cuerpo  que arde inconducentemente durante sábados, sábado tras sábado, iluminando con su chisporroteo desordenado alguna de esas calles nocturnas que no conservará huella alguna de ese fulgor cuando hayamos desaparecido.

Alguien ha estado haciendo de todo esto un gran negocio, que ni siquiera le interesa. Pero no puede dejar de hacerlo, es evidente. Parece llevarse la mejor parte, pero quién sabe. Eso es lo que proverbialmente siente quien, como nosotros, mira siempre desde afuera. Mentira.

A nosotros nos tocaba lo nuestro. Con elegante torpeza logramos cada uno de esos tesoros que se nos disgregó entre las manos con el primer indicio del amanecer, esa otra pesadilla, para no haber sabido nunca fehacientemente si el tesorito había sido una alucinación, y perdiendo cada vez una vida, la última.

Tragedia.

Pero el estupor era disipado por el ánimo de revancha, olvidándolo todo el sábado siguiente, volviendo a creer, contando infinitas vidas. Pero no.

Acobardados vampiros desertores nunca beben sangre, pero eso no los redime.

Siempre ha llegado el día en que la cuerda se corta, los espejos estallan.

La verdad de la que fuimos fugitivos nos alcanza, nos va a hablar de frente, implacable.

Las cosas, sin el velo que las cubre, pueden abismarnos hacia la desesperación destruyéndonos. Sería un alivio.

Pero el desastre se posterga indefinidamente: detrás del velo rasgado, rápidamente otro velo cubre el tajo.

Toda la vida como un sistema de veladuras:

la felicidad es la impostora que vela a la desdicha,

la desdicha, vela al estupor,

el estupor vela al sinsentido,

el sinsentido vela a la desidia de vivir,

y la desidia posterga al estallido que nos haría fugazmente maravillosos.

 

La verdad es una estrella fugaz aniquiladora: puede llegar a pulverizarlo todo y luego nadie sabrá si el polvo de estrellas fue por su causa o por un lamentable malentendido. Pero nosotros, vampiros desertores, no conocemos a quien haya alcanzado a verla.

Entretanto, las apariencias rápidamente se reemplazan entre sí, como miasmas emanando del cuerpo que ha olvidado cómo vivir por fuera de ellas.

Casi nunca   sucede lo que nos aterra desde algún pliegue oculto: mirar de frente lo que nos dejaría ciegos.

Ni siquiera el incipiente clarear del día anunciado por el primer amanecido rugido de gorrión nos ha pulverizado como debería haberlo hecho.

Nos habremos perdido un sábado  para poder creer haber estado yendo hacia algún lado.



 

Monday, June 09, 2025

UNA REVELACIÓN ES UN TATUAJE INCOMPRENSIBLE


Fruto de la contingencia.
Error de las cosas que no se equivocan
ni tienen razón.
Una revelación,
es decir,
una fantasía excesivamente convincente.
La historia de cualquiera.

 


 

El encierro se desvela
frente al límite infranqueable.

Miles de millones de vidas
no suelen llegar hasta allí.

Algunas sí.

"Hay que huir de eso"
Y "eso" define al fugitivo.

Luego, escapar será imposible.
Hasta que el escape no tenga sentido.

La prisión era ominosa.

Afuera sus marcas serán un tatuaje incomprensible.

 

 

Monday, May 19, 2025

LOCURA



La declinación de un imperio parece engendrar crecientes brotes de locura individual y colectiva.

O en todo caso, cada loco en su extraviado delirio avisa que el mundo ha devenido un laberinto que más se desquicia a cada paso.

Pero la locura estuvo, larvada, desde el principio.

No otra cosa que un extremo delirio requiere el nacimiento de este y de aquel y de todo imperio y, luego, más locura aún requiere el diseño de la aparente cordura que lo justifique y eternice.

Un extenso mapa de "razón" se pretende a sí mismo todo imperio sobre todas las cosas.

A través de él pasarán millones de seres concibiéndose a sí mismos y al mundo, de acuerdo a las marcas de esa cartografía absurda. Querrán amar, ser justos o libres siguiendo coordenadas cerradas sobre sí mismas, que conducirán tan solo a su propio artificio.

Pero ese mapa de las cosas, detenido en su gloria, no es las cosas, siempre en constante mutación.

Un día vendrá la locura.

Ya inocultables brotes delirantes germinando frenéticamente entre las hendiduras y agrietamientos, atravesando a tu cuerpo, al mío, al de cualquiera que se vea alcanzado por la salvaje proliferación.

La irrupción de lo que naturalmente cambia de forma, cuando se inicia el resquebrajamiento inexorable, la disgregación indetenible, el dislocamiento entre la palabra imperial y las mutaciones que esa palabra ya no puede contener, el enloquecimiento de las brújulas. 


 

Tuesday, January 07, 2025

INMINENCIA

 




Un cuerpo se transforma, transforma lo que toca y lo que lo toca lo transforma, cuando la contingencia encuentra la combinación exactamente necesaria de memoria y de olvido.

De lo contrario, un exceso de memoria lo petrifica.

Y un exceso de olvido lo desintegra.

El pasatiempo de los tiempos muertos es jugar con la ley de probabilidades que sólo sabe de pasados inútiles ya, para augurar mejores tiempos.

Algo romperá la inercia. Nadie lo sabe ni puede imaginar cómo ni cuándo.

Saturday, December 21, 2024

SOMOS MARAVILLOSOS

Le han llamado felicidad o algo parecido: es un velo que se teje a sí mismo urdiendo una extraña trama con que los cuerpos invisten todo lo que esté a su alcance, quizás gozosamente, quizás bajo la amenaza de desgracias inimaginables.

Ese velo disimula la desdicha. No es fatal.

La desdicha es otro velo que aparta de la vista a la desesperación, que es otro velo que acalla al sinsentido. Nada demasiado trágico.

El sinsentido es otro velo que oculta la desidia.

La desidia, otro velo, excusa la misteriosa e indefinida postergación de ese estallido que nos haría a todos maravillosos por un segundo para que todo sea en ese segundo, maravilloso, el tiempo que a lo maravilloso le basta y sobra para manifestarse.

Los opuestos se parecen de manera perturbadora.

Esa explosión que no suele ocurrir es muy similar a la que sucede frecuentemente.

La conmoción dura un rato, la gente se pregunta por qué pasarán estas cosas y después de un par de intercambios de opiniones levemente peligrosas, la conversación deriva hacia las rutinas de no decir casi nada. Hablando sin pausa, de ser posible.

Se limpiará la escena lo más rápidamente posible, llegarán los encargados de llevarse el cuerpo al que le acaba de estallar la cabeza y todo seguirá por los carriles previstos, porque finalmente esas cosas siempre le suceden a algún otro.

 

Luego:

Se tejerá nuevamente la felicidad del velo feliz.

Velo por si llegara a resultar siniestro.

Sonrisas capitalizables.

Mohines rentados.

Y buenos deseos.